De opinión

¿Por qué San Juan es una provincia de las más pobres del país?

Por: Cristian Hidalgo
Debo confesar sentí herido mi orgullo de sanjuanero, cuando a mediados de marzo del 2021, el presidente Abinader vino a nuestra provincia y la declaró en estado de emergencia, disponiendo de inmediato un plan de inversiones, superior a los RD$4,000 millones de pesos. Decía el mandatario, que “San Juan, luego de estar entre las provincias más ricas del país, ha pasado a ocupar un espacio entre las más pobres, con un índice de pobreza del 68%”.
Quisiera tener datos en mis manos para desmentir esas cifras; sin embargo, esa es nuestra realidad de hoy día. Así las cosas, debemos reflexionar sobre qué ha cambiado del San Juan de ayer al de hoy. Me he detenido a analizar nuestra historia y lo que he percibido que me conduce a colegir razonablemente las causas del porqué venimos como el cangrejo, es algo que no me gusta; sin embargo, partiendo de la premisa que para producir un cambio, debemos empezar por nosotros e identificar nuestras debilidades para fortalecerlas.
San Juan fue una de las provincias hacia donde primero empezó a volar la aerolínea Dominicana de Aviación; teníamos a “Alas Dominicanas”, lo que permitía que nuestros terrenos agrícolas hayan sido fumigados por avionetas; en educación superior teníamos la UNPHU, en transporte terrestre “La Experiencia” y Metro; a nivel de “mall”, el Edificio Ramírez, uno de los primeros y principales centros comerciales del país; respecto a calzados, producíamos uno (creo que el Royal) confeccionado a mano; importantes empresas como Repuestos Nápoles, Centro Agrícola, Servimotor Maguana, Asociación Maguana de Ahorros y Préstamos, Turismo Anacaona, entre otras.
¿En qué hemos fallado? ¿Quiénes somos los responsables del letargo? ¿Estamos a tiempo de volver a ser lo que fuimos? ¿Qué podemos hacer por nuestro pueblo? ¿Qué estamos haciendo mal? Todas esas preguntas deben sumergirnos en una profunda reflexión a todos y cada uno de los sanjuaneros, iniciando por nosotros mismos, nuestras familias y el entorno en sentido general. Aunque he podido identificar muchas debilidades, hay dos que considero fundamentales que han carcomido nuestro desarrollo: el relevo generacional y nuestra pobreza mental.
En cuanto a lo primero, en aquellos años en que San Juan figuraba como una de las provincias más ricas del país, nuestra sociedad estaba compuesta por 3 estratos sociales claramente definidos e identificables: clase alta, clase media (media alta y media baja); y clase baja (algunos coqueteando con la media baja y otros en la indigencia). Los grandes terratenientes y empresarios locales que componían la clase alta, aunque toda su familia vivía y gastaba como rica, solo el patriarca se rompía el lomo para producir riquezas; los popis de ese momento se preparaban en el mejor colegio del pueblo, para ser empleados en el futuro; vestían, comían, se divertían y gastaban como ricos, pero no aportaban al crecimiento de ese patrimonio familiar.
El segundo caso, es algo mucho más peligroso que lo primero: nuestra pobreza mental. Un pobre mental es una bomba de tiempo; se resiente, culpa a otros de sus fracasos, descalifica al que logra trascender, no reconoce méritos ajenos, carece de iniciativas de emprendimiento, prefiere vivir de una botella antes que ser un creador de empleos; se siente mal de utilizar los servicios de sus correligionarios porque entiende le está enriqueciendo y ubicando en un lugar superior al suyo; no expone las bondades del prójimo; sufre el progreso de sus vecinos, entre otros sentimientos mal sanos, cada uno convertido en eslabón de una pesada cadena que no permite avanzar.
Hasta hace poco añorábamos aquellos tiempos en que teníamos varias salas de cines, pero que no teníamos ninguna; llegó Caribbean Cinemas y nos trajo 5 modernas salas de cine, sin embargo, han sido varias las ocasiones en que con mi esposa he ido, solo nosotros dos en la sala completa; teníamos el Tupinamba Bar y Discoteca L’Cristal, dos lugares de diversión sana, emblemas de respeto y excelente servicio, tuvo que cerrar por inasistencia; un empresario invierte una fortuna para un lugar de diversión, pero vamos a consumirle sus instalaciones, y la bebida la compramos a menor precio en un “liquor store”.
Benzán Auto Import, es uno de los dealers más completos del país, ofreciendo servicios que muchos de los que se hacen llamar “mejores” no exhiben; los precios son más bajos que todos los demás; las atenciones en esa empresa, son mejorables por ellos mismos pero insuperables por los demás; tanto Junior como su esposa Evelyn y sus hijos, tributan un trato exquisito; sin embargo, conozco de muchos sanjuaneros que han invertido 6 u 8 millones de pesos en un vehículo, pasando por el frente de la puerta de Benzán Auto Import, para pagarlo 200 mil pesos más caro en la capital, La Vega, Santiago o más lejos, solo porque entienden que “a puerco gordo no se le echa grasa”; me he sorprendido con 4 personas de la misma casa desmontándose de un bus, “enganchándose” en las colas de 2 motores a quienes pagan RD$50.00 cada uno, teniendo un taxi al frente que los llevaba por RD$150.00 a todos.
Personas inteligentes, en plena etapa productiva de sus vidas, con todas sus facultades mentales, en vez de crear un negocio y emplear dos o tres personas, se pasan la vida peleándose con sus vecinos, amigos y familiares, defendiendo a un partido político y un candidato corrupto, no con la esperanza de que cree políticas públicas que transformen nuestro país, sino de como lapa pegarse a la teta del erario, para durante 4 años recibir una botella que le hará cada día más pobre. Jamás debemos exigir “qué puede hacer el país por mí, sino qué puedo hacer yo por mi país”. 3 paleteras y 3 limpiabotas, son 6 microempresas que generan riquezas.
He escuchado amigos míos, decir que les gusta con quienes hacen negocios les vaya muy mal, que se derrumben para “ponerle el pie en el cocote” y no se puedan parar; verles al borde del abismo para empujarles y se “degañoten” por ahí. He advertido a muchos celebrar el incendio de un negocio; la quiebra de su vecino; la cancelación de un compueblano; presagiar el fracaso de un emprendimiento. A quienes apuestan por el desarrollo de nuestro pueblo e invierten en él sus capitales, en seguida nos convertimos en academia para graduarlos de “narcotraficantes, corruptos, ladrones, presta nombres, entre otros epítetos”.
Tengo amigos sanjuaneros cuyo patrimonio es de miles de millones de pesos, que aquí no invierten un clavo; sin embargo, cuando nos visitan les preparamos chenchén con chivo, jugamos dominó, les tratamos con pleitesía, les celebramos sus chistes y todas sus ocurrencias; a otros que pudiendo invertir en otros pueblos de mayor desarrollo y plusvalía que el nuestro, en los que multiplicarían sus capitales en menor tiempo; han apostado por su San Juan, han creado grandes empresas y cientos de empleos; que han transformado la cara de nuestra ciudad; a esos los descalificamos, deseamos que se tire la DEA y se los lleve a todos porque según nosotros son narcos; que venga la PGR, porque nuestro diminuto cerebro los percibe como ladrones; solo porque jamás les perdonaremos que luego de compartir con nosotros el mismo estrato social, se nos hayan ido económicamente tan lejos.
Cuando compras un vehículo o inmueble y pagas los impuestos en la DGII San Juan; cuando pagas tus servicios en San Juan; cuando consumes en las tiendas de San Juan; todo ello se refleja en los aportes que hace al Estado nuestro ente recaudador. Ese es un parámetro a través del cual nos miden. Vamos a apostar por lo nuestro, a apoyar a nuestros empresarios; dejemos atrás el “Complejo de Guacanagarix”; ese resentimiento social de pensar que en la medida que nuestros vecinos se enriquecen nosotros empobrecemos. Si no somos capaces de unirnos nosotros mismos por voluntad propia, vendrá mañana la tragedia y lo hará. Reflexionemos, cambiemos esa maldita mentalidad de pobreza que no nos llevará a ninguna parte.
PD: si leíste el post completo, no eres pobre mental, podrías estar erróneamente en el lugar equivocado.

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