De opinión

Abinader ganará en primera vuelta

Por GERMAN PEREZ 

  El presidente Luis Abinader ganará fácil, sin ruidos, sin arrugas, la convención electiva del Partido Revolucionario Moderno (PRM), el próximo mes de octubre, y también las elecciones generales de mayo venidero, en primera vuelta, para beneficio de la colectividad dominicana, ahorrándonos a todos el trauma y los sinsabores de una segunda ronda.

Convencido estoy que el mandatario encestará el doble canasto de tiro libre en octubre y mayo, para permanecer otros 4 años en la dirección del Estado, garantizándonos a todos los dominicanos la paz, la estabilidad y el progreso económico que disfrutamos en estos momentos, fruto de su exitosa gestión gubernativa. Y a todo ello, debemos agregar otros factores trascendentes que identifican y cimientan el gobierno del cambio. 

Entre esos acontecimientos, están la luz de la decencia, la transparencia, la persecución y combate frontal a la corrupción y la criminalidad, en sentido general, entregándole esa crucial tarea a un Ministerio Público de lujo, indomable, capaz, responsable e insobornable. 

Pero a todo ello, debo agregar otras iniciativas y acciones publicas postergadas por décadas por otros gobernantes, como la puesta en marcha del necesario polo turístico de Pedernales, el puerto y el parque energético de Montecristi, así como también la conclusión de la presa de Monte Grande, en el olvidado Sur profundo. Ah, y que no decir del formidable trabajo en el sector turismo y de zona franca de todo el país.

Es por la garantía de ello y otras transcendentes obras y acciones públicas que tiene en carpeta abierta el presidente Abinader, que los dominicanos de mejor conciencia y de valores cristianos y sensatos, debemos confiarle otros 4 años al frente del Estado, hasta agosto del 2028. 

Él se lo merece, él se lo ha ganado, con su impronta dominicanista, de decencia, honestidad, eficiencia, laboriosidad y sagrado compromiso con lo mejor para todos.

Categóricamente afirmo que, mirar para otro lado, sería retroceder, estancarnos o sencillamente, lanzarnos al despeñadero institucional y político. Jamás debemos tirar al zafacón los logros y avances de esta gestión de gobierno, entregando el país a un populismo añejo, trasnochado y altamente comprometido con actos pecaminosos o a otro veleidoso e inorgánico.

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