A 50 años del asesinato de Orlando Martínez: una herida que sigue abierta

Por El Conde Méndez
SANTO DOMINGO.-El 17 de marzo de 1975, la prensa dominicana y la libertad de expresión sufrieron un golpe brutal con el asesinato del periodista Orlando Martínez.
Hoy, cincuenta años después, su nombre sigue siendo un símbolo de la lucha por la verdad y un recordatorio de los peligros que enfrentan quienes desafían al poder desde la palabra escrita.
Orlando Martínez no solo fue un periodista; fue un cronista de su tiempo, una voz incómoda para los sectores de poder que dominaban el país en una época de represión política.
Su asesinato, cometido en plena dictadura encubierta de Joaquín Balaguer, reveló la fragilidad de los derechos humanos y la impunidad que reinaba en la República Dominicana.
Durante años, su caso se convirtió en un símbolo de la impunidad. La justicia, como ha ocurrido en tantos otros casos de crímenes políticos, fue tardía y parcial.
No fue sino hasta el año 2000 que se logró condenar a algunos de los responsables materiales de su asesinato, aunque los autores intelectuales nunca recibieron un castigo adecuado.
A décadas de su muerte, el legado de Orlando Martínez sigue vigente. En un mundo donde el periodismo crítico sigue siendo perseguido, su vida y su muerte nos recuerdan que la libertad de expresión es un derecho que debe ser defendido con valentía.
Su ejemplo inspira a nuevas generaciones de periodistas a no ceder ante la censura y a seguir denunciando la corrupción y las injusticias que persisten en la sociedad.
Recordar a Orlando Martínez no es un simple ejercicio de memoria histórica, sino un acto de resistencia.
A 50 años de su asesinato, su nombre no se borra.
Su pluma sigue siendo un faro para el periodismo independiente y para todos aquellos que creen en la verdad como pilar fundamental de una sociedad justa.