Por: Julio A Altagracia G Presidente del PVUD
Después de la encuesta nacional del 18-02, juntos a tres o cuatro encuestas más que se publicaron a fines de febrero, se advierte, con absoluta claridad, la marcada preferencia de la gran mayoría de los dominicanos, para que al Presidente Luis Abinader, se le respalde por cuatro años más en la administración del Estado Dominicano.
Los números son los que hablan y los números están diciendo que el 80% de los dominicanos en capacidad de votar, tienen la percepción y entienden que el Presidente Abinader, ganará en la primera vuelta. El 69% de esos mismos dominicanos, afirman que el Presidente Abinader, está desarrollando una buena gestión de gobierno, y alrededor del 63% está totalmente decidido a votar por él en las elecciones del 19 de mayo. Se advierte con claridad entonces, que el techo de crecimiento del Presidente Abinader, es muy alto, mientras la tasa de rechazo de los candidatos de oposición es cada vez más grande.
Sí a lo anterior le agregamos, que el Presidente Abinader, además de contar con un respaldo sólido y monolítico dentro de su partido, el PRM, tendrá la ventaja y el privilegio de que su cara estará en 22 recuadros de la boleta electoral, cuyas organizaciones se encuentran en estos momentos, con la moral y el entusiasmo por las nubes, desarrollando un fervoroso activismo político, con el interés y la necesidad de obtener en el certamen de mayo, la mayor cantidad de votos, de manera individual.
Es visible, que mientras la poderosa coalición de 22 partidos políticos, que respalda al Presidente Luis Abinader, exhibe con orgullo la candidatura triunfadora de su candidato, la otra alianza, que en realidad no es alianza, sí no todo lo contrario, se desenvuelve en un torbellino de contradicciones, exclusiones, odios y rechazos entre sí, renuncias y descontentos a todos los niveles de sus dirigentes, con la moral en el piso, cero entusiasmo y graves incoherencias, todo esto a solo 75 días de las elecciones presidenciales.
Sí usted le agrega a lo anterior la torpeza y el infantilismo con que la oposición trata de justificar su pobre desempeño en el recién pasado proceso municipal, llega a la conclusión de que es muy poco lo que puede hacer una organización que además de no tener respuestas ni propuestas, solo le queda el camino que acudir a excusas y alegatos propios de los años 70s, ausentes de conexiones, desfasados e inoportunos, mismos que son la reminiscencia de burdas actuaciones, cuyas culpas y responsabilidades, nos corresponden a todos.
En las pasadas elecciones municipales, no hubo más abstención ni compra de cédulas, que, en elecciones anteriores, sí no todo lo contrario, pero la oposición necesita obligatoriamente, que crear una justificación que le permita esconder el rotundo fracaso que cosecharon en febrero, como resultados de una insípida, desfasada y anacrónica estrategia electoral, cuyos resultados, en números de votos, están a la vista de todos.
No obstante, se observa que la oposición persiste en su extraño e irresponsable proceder y que en ese orden le están dando credibilidad a sus propias mentiras, con las cuáles se encaminan a cosechar peores resultados que los obtenidos el 18-02, los cuáles, entre otras cosas, permitirán que el Presidente Luis Abinader, no sólo obtenga el triunfo en la primera vuelta, sí no que lo logre con un porcentaje sin precedente en la historia electoral del país, mismo que se percibe estará rondando el 70%. Por favor guarden está reflexión.