Hubieres no encaja en el PRM y Leonel está creciendo
Por Danilo Cruz Pichardo
Los meses de abril, mayo y junio resultaron muy favorables para el PRM, dato que fue corroborado por el grueso de las firmas encuestadoras, incluyendo algunas que gozan de alta credibilidad y prestigio. En todos los últimos estudios de opinión divulgados el partido oficialista osciló entre el 46 y el 53%. Hubo otras investigaciones menos confiables, que ofrecieron mayor puntuación, mientras no faltaron encuestas de escritorios o inventadas. Todas, falsas y verdaderas, contribuyeron a ofertar percepción de victoria.
Sin embargo, lo correcto hubiera sido la exhibición de una conducta de humildad. No fue así. De todas maneras, parece que se trataba de estadísticas infladas por los últimos casos conocidos por el Ministerio Público contra la corrupción. Y las aguas vuelven paulatinamente a su nivel. El PRM, conforme a un reputado técnico encuestador, tiene hoy un 44%, por lo que ha bajado varios puntos, podrían ser entre tres y siete.
Se colige que el PRM se beneficia de la labor que realiza la Procuraduría General de la República, pues cada vez que explota un escándalo de corrupción pública de la pasada administración y se llevan al banquillo de los acusados a personeros de Danilo Medina y el PLD, se produce la dual situación de que Abel Martínez baja, al tiempo que la popularidad de los gobiernistas se dispara.
En torno a las auditorías realizadas por la Contraloría General de la República en órganos estatales y que involucran a funcionarios de la actual administración no ha habido la menor novedad. ¿Para qué hicieron esas investigaciones?
En estos momentos, empero, el Ministerio Público no conoce ningún expediente trascendente. Y el PRM duerme con el 53% debajo de la almohada, embriagado, lleno de triunfalismo, como si la política fuera estática, aunque hay que reconocer que han sido juramentados algunos alcaldes y exalcaldes del peledeísmo, en actos encabezados por José Ignacio Paliza y Carolina Mejía, presidente y secretaria general del partido gobernante.
Tanto Paliza como Carolina empezaron a proyectarse en el PRM, fundado el 9 de septiembre de 2014, pues todavía en el viejo PRD nadie los conocía. Y en el afán de relegar a todos los dirigentes liberales y ortodoxos y ofertar caras nuevas, los trabajos partidarios, además de Paliza y Carolina, los realizan Robertico Salcedo (advenedizo, peledeísta y carente de formación política) e Ito Bisonó, cuya carrera política está en el Partido Reformista. No es que el PRM no tiene quien le haga la campaña de 2024, como se dice. Tiene dirigentes de sobra, pero muchos de ellos arrastran el viejo discurso, el cual no está en consonancia con el proyecto de transformación conservadora que está en marcha.
El plan de convertir al PRM en una organización conservadora tomó fuerza a raíz de las publicaciones de resultados de diferentes firmas encuestadoras que otorgaban porcentajes astronómicos. En ese momento se pensó que definitivamente no se necesitaban a perremeístas liberales y mucho menos saldar deuda de empleo con la militancia partidaria. Se decidió, en cambio, incrementar la publicidad gubernamental, aumentar los planes de asistencia social y continuar comprando peledeístas.
No obstante, la compra de peledeístas no deja de ser una inversión riesgosa, pues son las propias investigaciones de opinión que revelan que un 30% de los militantes de ese partido podría votar por Leonel Fernández, a quien consideran uno de sus líderes preferidos.
Además, los exorbitantes resultados de encuestas llevaron también al replanteamiento de la boleta a presentar al electorado, tanto en lo legislativo como en lo municipal. Un invento, innecesario a simple vista. Demás está hablar de lo presidencial. Es ahí cuando muchos legisladores se enteran que, a través del mecanismo de encuestas, para la escogencia de candidatos, pretenden dejarlos fuera. Muchas carreras políticas, cargadas de sacrificios, quedarían arruinadas.
Se informa, desde hace varias semanas, de crisis en el Senado de la República, porque son más de diez senadores que se pretende desmontar. El senador de La Romana, Iván José Silva Fernández, fue el primero en detectar la trama y tomar una decisión, la cual si no es inteligente por lo menos es valiente.
La idea es llevar legisladores (diputados y senadores) incondicionales al actual presidente de la República, con fines que no se conocen al momento. Con los alcaldes hay mayor libertad. Siempre es riesgoso pretender abarcar tanto. Inclusive, se asegura al autor de este trabajo, hay celos con David Collado, actual ministro de Turismo, porque, a pesar de ser un tipo conservador, tiene proyecto propio, es buen mozo y despierta gran interés entre las féminas. No entiendo, David habló de aspirar en el 24, no en el 20. ¿Cuál es el mensaje?
Mientras tanto, Leonel Fernández, pese a que sigue con un techo rígido, está creciendo de forma sorprendente. La última encuesta de Gallup le otorgó a Leonel apenas un 29%. Me acaban de informar que tiene un 35%, un punto más de lo que había sido su pico más alto al pasar los comicios de 2020, es decir, un 34%. Crecer seis puntos en un espacio tan corto es mucho. Fernández exhibe firmeza en su rol opositor, contra el alto costo de la vida y otros temas de la agenda nacional que preocupan a la población, al tiempo que juramenta personas en la Fuerza del Pueblo en todo el país.
Entre esas juramentaciones hay figuras del PRM y del ámbito deportivo. El mayor impacto estuvo en la juramentación del empresario Juan Hubieres, presidente de Fenatrano, una entidad que agrupa a miles de choferes en toda la geografía nacional.
Hubieres siempre fue un hombre cercano al PRD-PRM, que en el pasado expresó epítetos peyorativos contra Fernández, pero la información ofrecida es que el líder del Movimiento Rebelde, seguidor del Che Guevara, no encaja en el PRM que se construye y hubo reiteradas negativas a recibirlo, por lo que no le dejaron otra opción que guardar distancia definitiva.
No lo aceptaron en el PRM, pero sí supieron usar todas las bocinas gubernamentales en la divulgación de videos, donde Hubieres aparece botando diablos contra Leonel Fernández. ¡Oyes, si no quieren a Hubieres porque es del Che Guevara, porque no se recorta ni se afeita o por la razón que fuere, por lo menos déjenlo que se vaya a donde él quiera! De Hubieres se dice de todo, pero es innegable que arrastra a miles de votos de choferes en la geografía nacional. Además, aquí no se puede hablar de conductas contradictorias, pues todos los políticos tienen videos asumiendo una posición hoy muy diferente a la de ayer. ¡Y ahora es que falta!
Las juramentaciones de la Fuerza del Pueblo, sin embargo, no motivan triunfalismo en esa entidad política, porque no se observa ni por asomo a los jóvenes dominicanos juramentándose en masa con Fernández. Ahora bien, el día que Leonel, a través de una cadena de medios de comunicación, admita que en sus gobiernos hubo corrupción y que esa corrupción no se repetiría en una próxima oportunidad que le ofrezca el electorado, sube de inmediato cinco puntos, porque no solo sería un gesto de humildad, sino una oferta que despejaría el principal temor de muchos electores, que consiste en volver a un pasado matizado por la corrupción pública y la impunidad.
Para Leonel Fernández romper con esa alta tasa de rechazo tiene que jugársela. Es un buen intelectual, pero siempre se ha dicho que no es estratega. A su lado solo se observa como estratega a José Francisco Peña Guaba, con mil defectos, pero todo indica que tiene formación y visión políticas. Necesitan urgentemente sumar a Francisco Javier y a otros.
El panorama empieza a definirse a partir de las primarias de octubre. Una diferencia de nueve puntos a esta fecha no es nada importante. Solo tiene que perder cuatro el que está arriba, que de esos cuatro algo apara el que está abajo, para que se produzca un empate técnico. Y con las crisis que se vislumbran en el PRM, con el problema de las candidaturas, no es para celebrar. De aquí a mayo habría mucha gente cambiando de color de chaqueta, lo que resulta normal cuando los partidos resultan ser la misma cosa en cuanto a carencia de ideología y de ética.
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