La moda del FOMO
Por Néstor Estévez
Poner como título “La moda del Fomo” a este escrito puede ser peligroso. Quienes, como mucho, leen los encabezados de los textos y tienen escaso sentido crítico corren el riesgo de querer ponerse a la moda. ¡Por Dios, no lo hagan! Lean un poquito más.
Por fortuna, quien se adentre en el contenido descubrirá que se trata de un fenómeno que está afectando de manera significativa a las generaciones actuales, especialmente a los jóvenes. Regularmente, ese segmento de la población es más vulnerable a la presión social y la comparación constante que fomentan las redes sociales.
De todos modos, ahora encontramos viejos de trece y jóvenes de noventa. No está de más conocer sobre este tema e intentar actuar con la madurez que implica reconocer y admitir cuando algo está mal. Y también es muy útil asumir lo que ha de seguir: buscar soluciones.
¿De qué estamos hablando? El FOMO (Fear of Missing Out, en inglés; miedo a perderse de lo que está pasando) se caracteriza por una ansiedad persistente de perderse experiencias gratificantes que otros están disfrutando.
Este fenómeno ha crecido por el uso intensivo de dispositivos móviles y plataformas como Instagram, Facebook y WhatsApp. Como se sabe, se trata de plataformas en las que los usuarios son bombardeados con imágenes de vidas aparentemente perfectas. Este entorno digital fomenta una constante comparación que puede llevar a sentimientos de inferioridad y ansiedad.
¿Qué ocurre con esto? Aunque el común de la gente ni siquiera se detiene a pensar en ello, las consecuencias del FOMO son diversas y pueden ser profundas. Iniciando con algo tan serio como la salud mental, el FOMO está relacionado con altos niveles de estrés, ansiedad y depresión. Por eso tanta gente anda por ahí con autoestima baja y con una amplia diversidad de problemas emocionales.
Por eso tanta gente se empeña más en hacer la foto o el video, para publicar, que en disfrutar lo que está ocurriendo en ese momento y en ese lugar. Sobra gente haciendo videos en los conciertos. Sobra gente que le da más importancia a publicar la foto que a comer lo que le han servido.
En el caso de quienes estudian, la distracción constante por la necesidad de estar conectados puede interferir con el rendimiento en el aprendizaje. En cuanto a relaciones interpersonales, el caso es muy grave porque, aunque en apariencia “estamos conectados”, lo que realmente terminamos viviendo es un aislamiento social. Como sabemos, la gente que “vive en las redes” termina prefiriendo “interactuar en línea” y rechazar el cara a cara.
¿Qué podemos hacer ante este problema? Por fortuna, tanto entidades como especialistas que trabajan el tema han indicado algunas estrategias de prevención. La principal es la “desintoxicación digital”. Ellos recomiendan tomar descansos regulares de las redes sociales como forma de reducir la exposición a contenido que desencadena el FOMO. Esto incluye dos acciones básicas: establecer límites en el tiempo de uso y desactivar notificaciones.
Otra estrategia es fomentar conexiones reales. Para ello recomiendan priorizar interacciones cara a cara con amigos y familiares. Eso ayuda en gran medida a mitigar la sensación de desconexión. Algo debe estar claro: aunque estén muy de moda las conexiones digitales, las relaciones auténticas son fundamentales para el bienestar emocional.
Y una tercera estrategia es practicar la gratitud. Puede parecer desconectada del problema, pero cuando te enfocas en lo positivo y practicas la gratitud consigues dos propósitos fundamentales: valorar lo que tienes y reducir la necesidad de compararte con los demás.
Como complemento a estas estrategias y como vías para superar el FOMO, si es que ya lo padeces, te vendría muy bien un cambio de enfoque. Cuando cambias la atención hacia tus propias experiencias y logros personales, en lugar de compararte constantemente, puedes disminuir los sentimientos de ansiedad asociados al FOMO.
Finalmente, el establecimiento de metas personales resulta de alto valor ante esto y como herramienta para avanzar en la vida. Definir objetivos personales claros puede proporcionar un sentido de propósito y satisfacción que contrarresta el deseo de validación externa.
El fenómeno del FOMO es un desafío creciente en la era digital, pero todavía hay medios para afrontarlo. Con estrategias adecuadas es posible mitigar sus efectos negativos, mantenernos humanos y con buena salud emocional.