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En diferentes barrios los habitantes han tenido que abandonar sus hogares por temor a ser atacados por lo pandilleros

PUERTO PRINCIPE, HAITÍ. – El caos y la violencia volvieron a teñir de sangre a Haití. El Gobierno haitiano confirmó ayer una matanza devastadora en Warf Jérémie, ubicada en la conflictiva zona de Cité Soleil, en el área metropolitana de Puerto Príncipe.

En apenas tres días, entre el jueves y el sábado, una banda armada liderada por Micanor Altes, conocido como “Wa Mikano” o el “rey Mikano”, desató un baño de sangre que dejó alrededor de 180 muertos.

La razón de esta brutal masacre es tan perturbadora como el número de víctimas.

Según informó el Gobierno, el líder de la pandilla culpó a los habitantes de la zona de practicar brujería que habría provocado una grave enfermedad a su hijo.

Esta acusación desató una violencia desmedida que se prolongó durante varios días, dejando una estela de muerte y desesperación.

El Gobierno haitiano ha condenado con dureza estos hechos, calificándolos como una clara “línea roja” que ha sido cruzada. Sin embargo, esta tragedia no es un hecho aislado, sino un reflejo del descontrol y el poder que las bandas criminales han consolidado en un país sumido en el desgobierno y la inseguridad.

La situación en Haití ha escalado hasta niveles alarmantes, con pandillas que ejercen un control casi absoluto sobre amplias zonas del territorio, desafiando la autoridad estatal y sembrando el terror entre la población.

Los ciudadanos, atrapados entre la violencia de las bandas y la inacción del Gobierno, ven cómo sus derechos fundamentales se desmoronan día a día.

La masacre de Cité Soleil no sólo pone de manifiesto la ferocidad de estas organizaciones criminales, sino también la necesidad urgente de una respuesta internacional coordinada para restaurar el orden en un país al borde del colapso.

ONU condena violencia

El secretario general de la ONU, António Guterres, condenó la violencia continuada de las bandas y la muerte de al menos 184 personas, de entre ellas, 127 ancianos.

Expresó sus condolencias a las familias de las víctimas e hizo un llamado a las autoridades haitianas para que realicen una investigación exhaustiva y sus autores sean llevados ante la justicia.

Llamado de apoyo

Guterres pidió una vez más a los países miembros que proporcionen apoyo a la seguridad, así como apoyo financiero y logístico a la Policía de Haití, y a las partes interesadas les insiste en acelerar los progresos en la transición política.

El llamado de Guterres a la comunidad internacional sigue sin ser atendido.

Micanor Altes es un poderoso jefe de banda que controla desde hace muchos años una parte del mayor barrio de chabolas de Haití, Cite-Soleil, en el área metropolitana de Puerto Príncipe.

En ese lugar la gente vive en condiciones inhumanas, sin los servicios sociales básicos y la banda tiene el control del territorio.

Supuesto mal de ojo fue la causa de la matanza

Vudú. Según informó la organización de derechos humanos CDP-Haití, las víctimas, asesinadas con cuchillos y machetes por la banda, eran mayores de 60 años.

De acuerdo con esta ONG, Wa Mikano acudió a un sacerdote de vudú por la enfermedad de su hijo, quien finalmente murió el domingo, y éste le dijo que los ancianos le habían echado el ‘mal de ojo’, lo que provocó la matanza.

En un comunicado de la Oficina del primer ministro, el gabinete condena con “absoluta indignación” la atrocidad perpetrada en Wharf Jérémie por el líder de una banda.

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