Julio Cuevas, tejido de Sur entre salve de guasábaras – cimarronía y galipotes
Desde que somos Palabra-en-diálogo. Y podemos los unos oírnos a los otros, la Poesía hace de esta tierra su morada. (Martín Heidegger)
Por Luesmil Castor Paniagua
El país cultural y literario ha tenido en el discurrir de su historia varios mecenas, de los que a vuelo de pájaros podemos mencionar en épocas distintas pero relacionadas en el tiempo, digamos uno detrás del otro a Manolito –don Manuel Mora Serrano– y a papá Mateo –Mateo Morrison– ambas dos glorias del trajín cultural, del apadrinamiento del accionar cultural y literario nacional.
Por eso, son ellos dos los principales descubridores de talentos y escritores del país y por demás quienes se vincularon a eventos y hechos trascendentales de este ámbito, sobre manera la figura de este último (M. Morrison) que desde su participación en la Guerra Patria de abril del 65 siendo un militante de primer orden en el denominado Frente Cultural de la contienda bélica, este no ha parado de decir presente en todos los frentes en que se le ha requerido su presencia.
Lógicamente que los de ayer fueron momentos más difíciles y escabrosos para esta tarea titánica de promover y agitar en el quehacer cultural y literario que los de hoy, sobre todo porque el universo del llamado Periodismo Cultural, durante los años aciagos del oscurantismo trujillista era eminentemente elitista, sin embargo, de una manera u otra se filtraban en el caso literario aquellos que demostraban ser buenos escritores, aún uniformados de juventud.
Otros estaban destinados a tener presencia en los periódicos y revistas provinciales que, dicho sea de paso, impusieron una presencialidad imponente para dar a conocer a los valores escritores de sus respectivos lares y fue desde allí, desde aquellas páginas que autores que hoy figuran con un renombre en el parnaso de la literatura nacional se dieron a conocer.
Dr. Julio Cuevas.