Conversatorio en torno a la exposición Libérrimas, sólo las aves del pintor Freddie Cabral
SANTO DOMINGO.-El Museo Freddie Cabral realizó este sábado el Conversatorio titulado: Libérrimas sólo las aves, en el que se analizó la primera exposición individual de pintura en la República Dominicana del connotado artista Freddie Cabral, a cargo de la maestra Olga Espinal, catedrática emérita de la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y el pintor Cabral.
Espinal, ofreció detalles pormenorizados de la logística de la muestra, la ejecución y el contenido de los lienzos del artista, ampliamente reconocido como escultor, disciplina en la que ha alcanzado grandes logros a nivel nacional e internacional, siendo considerado por la crítica como uno de los mayores escultores de las Américas.
La disertante expresó: “El artista es un ser libre, pero su libertad radica en la expresión de dos mundos: el material y el espiritual. Mientras no logre liberarse a través de la expresión creativa, vive preso u obligado a observar, palpar, sentir; entonces no hay tal libertad. Lo observa y lo siente todo: el cielo, el mar, la tierra, los animales, los seres humanos y hasta los objetos. En su liberación, surge por una suerte de magia o artilugio, una nueva realidad y es ahí cuando el artista es libre para otorgar otras formas, otra síntesis, es decir, un nuevo propósito a lo que ha observado, a la realidad pura y simple que lo atrapó en un momento determinado”.
El maestro Freddie Cabral (1948) es un ejemplo del ejercicio de la libertad y del sentirse libre a través de la ejecución de su arte. Mejor conocido en el mundo de la escultura, Freddie siente la necesidad de dominar la materia, de liberarla a ella también de la sumisión a una forma eterna, su forma original. Desde muy pequeño jugó con el barro, en su juventud luchó con el metal y la madera.
De ahí que su experiencia con lo tridimensional lo llevará a transitar el camino de la escultura. Su dominio del arte escultórico en todos los materiales asombró a más de un crítico y a sus compañeros artistas. Sin embargo, Freddie también practicó desde su juventud, desde los primeros años en que adquirió la conciencia de artista, el arte de la pintura. Arte que relegó, para ciertos públicos, sin dejar de practicar para sí mismo. Siempre convivió con el deseo de exponer su obra bidimensional al gran público.
Freddie Cabral fue enfático al asegurar que la pintura fue su motivación principal en su formación como artista visual al ingresar en 1970 a la Escuela de Artes del Instituto de Estudios Superiores (hoy Universidad Apec).
Tras siete años de intensa labor pictórica decidí presentar una muestra personal, pinte 30 cuadros con la intención de lanzarme como artista del pincel, consideré pertinente que sería saludable presentarlos antes del lanzamiento a Domingo Liz y, Soucy de Pellerano, quienes habían sido mis profesores, también a Fernando Ureña Rib, mi compañero generacional para que hicieran una labor curatorial.
De manera extraña dijo el disertante que les llamó más la atención algunas piezas escultóricas metálicas que había realizado en los talleres de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, donde cursaba estudios. El último propuso hacer una muestra de escultura entre él y yo, proyecto que culminó en mi primera exposición individual de escultura. Así, el 21 de mayo de 1977, con el título Esculturas metálicas la inauguramos, un éxito rotundo que me catapultó al estrellato, fue una empresa que duró menos de un año, de esa manera nació el escultor que hoy le llaman el Rey del Metal.
Libérrimas, es el superlativo de libertad, “esta muestra donde rendimos un homenaje a las aves, se evidencia que son los únicos seres que pueden lograrlo; le anteceden dos individuales de pintura, ambas realizadas en Estados Unidos, específicamente en Massachusetts, una en Boston, la otra en Lawrence. Teñía una deuda con la pintura en mi tierra natal, la he cumplido, me siento satisfecho, considero que esta es una de las más importantes entre las 29 que he presentado, ya que duró más de 50 años para materializarse, la satisfacción se incrementa al realizarse en el museo que lleva mi nombre”, agregó.