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La tierra prometida fue considerada con el área geográfica que Dios declaró entregar a su pueblo

En la Biblia la “tierra prometida” fue el área geográfica que Dios declaró entregar a su pueblo, la descendencia de Abraham. Este lugar se encontraba en Canaán en el lado este del mar mediterráneo. En el libro de Números 34:1-12 podemos ver más a detalle sobre la tierra prometida:

“Entonces habló el SEÑOR a Moisés, diciendo: 2 Manda a los hijos de Israel y diles: “Cuando entréis en la tierra de Canaán, esta es la tierra que os tocará como herencia, la tierra de Canaán según sus fronteras.  “Vuestro límite sur será desde el desierto de Zin, por la frontera de Edom, y vuestra frontera sur será desde el extremo del mar Salado hacia el oriente.  Luego, vuestra frontera cambiará de dirección, del sur a la subida de Acrabim y continuará a Zin, y su término será al sur de Cades-barnea; y llegará a Hasaradar y continuará hasta Asmón.  “Y la frontera cambiará de dirección de Asmón al torrente de Egipto, y su término será el mar.

“En cuanto a la frontera occidental, tendréis el mar Grande, esto es, su costa; esta será vuestra frontera occidental.  “Y esta será vuestra frontera norte: trazaréis la línea fronteriza desde el mar Grande hasta el monte Hor. “Trazaréis una línea desde el monte Hor hasta Lebo-hamat, y el término de la frontera será Zedad;  Y la frontera seguirá hacia Zifrón, y su término será Hazar-enán. Esta será vuestra frontera norte.  “Para vuestra frontera oriental, trazaréis también una línea desde Hazar-enán hasta Sefam,  y la frontera descenderá de Sefam a Ribla, sobre el lado oriental de Aín; y la frontera descenderá y alcanzará la ribera sobre el lado oriental del mar de Cineret.  “Y la frontera descenderá al Jordán, y su término será el mar Salado. Esta será vuestra tierra, según sus fronteras alrededor”.

De acuerdo con el sitio learnreligions.com para los pastores nómadas como lo eran los hebreos en los tiempos bíblicos el poder encontrar un lugar en el cual poder asentarse y dejar de vagar de un lado a otro era una gran bendición. La tierra prometida les proporcionaba un lugar en el cual poder finalmente dejar de vagar para poder descansar, no obstante, los hebreos tuvieron que pasar por diversas pruebas y permanecer fieles y obedientes a las instrucciones de Dios. De la misma forma el pueblo debería de adorar solamente al Dios que los liberó de la esclavitud en la tierra de Egipto, cualquier tipo de idolatría es una aberración a Dios.

La historia empieza después que la familia de Jacob llegara a Egipto por causa de una gran hambruna. Conforme los hebreos fueron creciendo en número en la tierra de Egipto, los egipcios temieron que se fueran a revelar y los convirtieron en esclavos para controlarlos. Después de cientos de años Dios rescata a su pueblo y los libera del yugo de la esclavitud y les promete enviarlos a una tierra prometida siendo guiados por Moisés. Sin embargo, a través del viaje para llegar a la tierra prometida el pueblo de Dios empezó a dudar de Dios a pesar de los milagros que veían a diario, de la misma manera también empezaron a alabar y rendir culto a ídolos creados por ellos mismos. Por lo tanto, aquella generación desobediente estuvo vagando por el desierto durante cuarenta años hasta pues ninguna persona de aquella generación entraría a la tierra prometida.

El heredero de Moisés, Josué, finalmente llevó a la nueva generación a la tierra prometida y también sirvió como comandante del ejército de Israel. Después de la muerte de Josué, Israel fue reinado por una serie de Jueces, pero la gente seguía invocando y adorando a falsos ídolos por lo que continuaron sufriendo consecuencias. Eventualmente Dios permitió que los babilonios destruyeran el templo de Jerusalén y se llevarán a la mayoría de los hebreos en cautiverio.

Al final, los hebreos pudieron regresar a la tierra prometida pero aun así la devoción hacia Dios seguía siendo inconsistente, por lo que Dios empieza a mandar profetas para enseñar y recordarle a la gente que deben arrepentirse por su pecado. 

La nueva tierra prometida: El Reino de Dios

Cuando Jesucristo llegó a Israel trajo consigo un nuevo pacto que era para todas las personas sin ninguna excepción. Al final del libro de hebreos 11 también conocido como el salón de la fe por aquellos personajes fieles del Antiguo Testamento “Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa, porque Dios había provisto algo mejor para nosotros, a fin de que ellos no fueran hechos perfectos sin nosotros”. El reino de Dios, la morada perfecta y apacible sin igual, la tierra de justicia y gracia.

Quien quiera que crea y acepte a Cristo como el único hijo de Dios y como su Señor y Salvador se convierte en un ciudadano del reino de Dios, así como Cristo lo explico frente a Pilato, “Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; más ahora mi reino no es de aquí” (Juan 18:36).

A continuación, puedes encontrar los pasajes bíblicos pertinentes a esta historia bíblica.

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