De opinión

¿Por que me opongo a la explotación del oro de San Juan contra RD$172.00 de beneficio?

Por Cristian Hidalgo Román

Algunas personas, como papagayos repetimos todo cuanto escuchamos por puro modismo; como focas aplaudimos las buenas o malas acciones de los demás, solo por afinidad vibratoria o simplemente aplaudir sin conciencia; peor aún por «jotalapear» a los demás. En los actuales momentos, la mayoría de los sanjuaneros estamos cónsonos en contra de la explotación minera en la Cordillera Central, cabeza de nuestros ríos, esos que durante toda la vida han sido las arterias que proveen la sangre a nuestra principal fuente de producción: la agricultura; sin soslayar la vida humana.

Cada quien podrá argüir los motivos que motorizan su oposición; el sanjuanero podrá con pleno derecho manifestarse a favor de la explotación, algo que debemos respetar quienes pensamos diferente. Al final, todos estamos apostando al bienestar de nuestra provincia; unos a favor del aprovechamiento de nuestras riquezas subterráneas, otros de que no se arriesgue nuestra salud, que no se impacte negativamente nuestra ecología. De lo anterior se desprende la pregunta: ¿valdría la pena el aprovechamiento de esas riquezas por encima de las nefastas consecuencias?

Como profesional de la ingeniería creo ciegamente en la ciencia y en la minería responsable; estoy conteste que la humanidad depende de la minería (todo – excepto la madera – proviene de la minería); por ello, jamás me opondría a las actividades mineras (a menos que advierta un peligro en donde el remedio podría salir más caro que lo que provocaría la enfermedad). Respecto a la minería en San Juan, no me cabe la menor duda que ello aportaría significativamente a la dinamización de la economía durante los 8 años de vida del proyecto Romero; sin embargo, concluidas esas actividades, tendríamos que balancear entre lo aportado por el oro y los daños producidos.

Según el presidente de la empresa minera Gold Quest (que pretende explotar el oro de San Juan), durante esos 8 años esa actividad estaría generando al Estado unos 365 millones de dólares y a San Juan, 100 millones más. Quiere decir, que RD$5,300 millones (RD$662.5 millones por año) serían inyectados a nuestra economía y puestos a circular en nuestra provincia. Si lo dividimos en cada habitante (320,493), sería RD$2,067.12 o lo que sería lo mismo, RD$172.26 (ciento setenta y dos pesos con veintiséis centavos por habitante por mes durante dos períodos de gobierno).

Si alguien quiere saber lo que significa RD$5,300 millones de pesos en una provincia durante 8 años (RD$662.5 mensual), el presidente Luís Abinader anunció el pasado año, que inyectaría RD$4,000,000,000.00 (cuatro mil millones) a nuestra provincia (ignoro si en un año o durante los 3 de su gobierno). En el peor de los casos, sería el doble de lo que aportaría la minera. ¿Usted ha percibido algún cambio después del anuncio del presidente? Ya podemos imaginar la mitad que ofrece la minera.

Los que se manifiestan a favor de la explotación minera en nuestra provincia, que sepan que si su familia es de 5 miembros, estarían cambiando la incertidumbre que nos generaría de si lo harían bien o mal; el riesgo a que lo hagan mal y dañen nuestra ecología; que dejen enfermedades catastróficas en la provincia, a cambio de RD$861.30 mensual durante 8 años. Si todo saliera bien, habremos generado esa suma, misma que no iría a nuestros bolsillos, sino que sería administrada por las autoridades municipales de turno; si todo saliese mal, nos tocaría cubrir con nuestros propios recursos los gastos médicos; asumiríamos el daño ecológico, a la agricultura y la carencia de agua para el consumo humano.

Los mineros nos ofrecen «que van a usar una planta de procesamiento por flotación y concentración de los metales, no de refinación; que se hará un túnel para llegar a los 150 metros para sacar la piedra con metales y triturarla, molerla, pulverizarla, mezclarla con agua y colocarla en tanques, con circuitos de flotación». De lo anterior, se desprenden las siguientes interrogantes: ¿lo harían conforme al diseño?, ¿se acogerían a lo que dispondrían los estudios medio ambientales?, ¿harían mal las cosas para economizar dinero sin importarles la suerte de los sanjuaneros porque no son nativos?

Si el oro debajo de la tierra fuese como el apéndice en el cuerpo humano, que en su interior es inofensivo, pero podría en cualquier momento producir un ataque de apendicitis en el que si no se extirpara, provocaría hasta la muerte del paciente, entonces sería el primer promotor de extraerlo asumiendo cualesquiera daños colaterales en el presente y no correr el riesgo de un daño mayor por mantenerlo en el interior. Este, lastimosamente no es el caso del oro.

Sinceramente respeto a todo el que quiera sus RD$172 pesos mensuales durante 8 años, yo prefiero apostar por lo seguro, por la vida. Vamos a dejar ese oro ahí en donde ha reposado por miles de años; no comprometamos el futuro de nuestros sucesores, por una migaja de 172 pesos; si lo hacemos y las cosas no salen bien, nuestros nietos vivirán un infierno y en nuestra ausencia dirán: «maldita sea la hora en que nuestros abuelos no supieron defender como hombres, lo que hoy lloramos nosotros como niños».

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